El Theremin: música del vacío
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Hay instrumentos que hacen música. Y hay instrumentos que, además, hacen historia, ciencia y un poquito de magia. El theremin pertenece a esa última categoría. Si alguna vez escuchaste una melodía etérea, como salida de una película de ciencia ficción de los años 50, probablemente estabas escuchando un theremin.
👨🔬 Un invento nacido del espionaje y la electricidad
El theremin fue inventado en 1920 por Léon Theremin, un físico y músico ruso. Lo más asombroso de este instrumento es que se toca sin tocarlo. Literalmente. Las manos del intérprete flotan en el aire, modulando campos electromagnéticos invisibles generados por dos antenas: una controla la frecuencia (altura del sonido) y la otra el volumen.
Theremin, cuyo nombre real era Lev Termen, trabajaba en la entonces joven Unión Soviética desarrollando tecnología para detección de movimiento cuando accidentalmente descubrió que sus circuitos podían producir tonos controlables con las manos. Lo que para muchos habría sido una rareza técnica, para él fue una revelación artística. Patentó el instrumento en EE.UU. en 1928 y hasta realizó giras demostrativas. Más tarde, el KGB lo obligó a volver a la URSS, donde fue obligado a trabajar en desarrollos de vigilancia electrónica.
Así que sí: el instrumento musical más fantasmal del siglo XX fue creado por un científico que también fue un espía.
🧠 ¿Cómo funciona?
El principio es simple (bueno, más o menos): el theremin genera ondas de radio a diferentes frecuencias usando dos osciladores. Uno de ellos permanece fijo, y el otro varía según la proximidad de la mano del intérprete a la antena vertical (frecuencia). La interferencia entre ambas ondas produce una onda de audio dentro del espectro audible. La antena horizontal controla el volumen: cuanto más cerca la mano, más bajo el volumen.
Este mecanismo convierte al theremin en uno de los pocos instrumentos electrónicos analógicos que no requiere contacto físico alguno. El intérprete debe tener un oído muy fino y un gran control del movimiento, porque incluso un leve temblor altera el tono.
📼 Cultura pop, ciencia ficción y renacimiento geek
El sonido del theremin es instantáneamente reconocible. Fue usado en películas clásicas como The Day the Earth Stood Still (1951), Spellbound (Hitchcock, 1945) y Forbidden Planet (1956), donde aportaba esa atmósfera de misterio, espacio exterior y lo desconocido.
Más tarde, bandas como Led Zeppelin y artistas como Jean-Michel Jarre o incluso Carolina Eyck (una virtuosa contemporánea del theremin) lo adoptaron como símbolo de innovación sonora. Radiohead lo simuló en “The National Anthem” y en varios temas de Kid A. Incluso aparece en The Big Bang Theory, como parte del arsenal musical geek de Sheldon.
Hoy el theremin vive un renacimiento dentro del nicho nerd, impulsado por makers, artistas experimentales y músicos electrónicos. Existen versiones digitales, kits DIY, y tutoriales para construir uno en casa con Arduino o Raspberry Pi. ¿Lo mejor? Sigue siendo igual de extraño, bello e hipnótico que hace 100 años.
💭 Un instrumento para tocar el vacío
El theremin no es solo un instrumento musical: es una metáfora de nuestra relación con lo invisible. Nos obliga a crear sonido desde la ausencia, a confiar en sentidos que rara vez usamos tan finamente. Nos enfrenta con la fragilidad del control, con la dificultad de dominar lo intangible.
En un mundo hiperconectado y táctil, el theremin nos recuerda que no todo lo que se controla necesita ser tocado, y que en el silencio del aire hay, a veces, melodías esperando ser despertadas.